domingo, 18 de noviembre de 2012

¿Es posible crear una perfecta sociedad?


Saint-Simon y su concepción de la perfecta sociedad 

Alejandra López Camacho


El desarrollo de las ciencias orientadas al conocimiento de lo humano y de las estructuras sociales ha pasado por distintas etapas a lo largo de la historia. Durante los siglos XVIII y XIX, las teorías generales de Claude-Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon, acerca del estudio de las organizaciones sociales, se presentaron en la Francia posrevolucionaria como una etapa del conocimiento de lo humano enfocado al propósito de encontrar leyes que vaticinaran el futuro de las sociedades. Saint-Simon, el aristócrata arruinado, el oficial de la guerra americana, el especulador de propiedades inmobiliarias y el periodista, fue un escritor y pensador que incitado por los avances científicos y los avatares de las revoluciones, americana y francesa, pretendió comprender el desarrollo de las sociedades y establecer reglas que la organizaran. Pero si bien existió una preocupación por reorganizar las sociedades transformadas por las revoluciones, también existió el objetivo de estudiar la Historia de las civilizaciones con la finalidad de establecer tablas del comportamiento político, económico y social y leyes que pronosticaran el futuro.
Saint-Simon
Este personaje que inició sus escritos a los 43 años, debido a que no tuvo una verdadera formación académica anterior, se valió de su experiencia, y de sus estudios de fisiología, sicología e historia para observar y estudiar los problemas que las sociedades posrevolucionarias atravesaban. Así llegó a advirtir ciertos desordenes sociales arrastrados a través de los años como la presencia de ciertos grupos sociales, en específico, la nobleza, el clero, la milicia y los legisladores, que sin desarrollar ningún trabajo productivo, vivían a costa de otros que si producían  como los agricultores, artesanos y negociantes. Saint-Simon también reparó en los avances científicos obtenidos por las culturas y a su vez en la necesidad del trabajo en grupo y en la relación entre los niveles de conocimiento, religión y estructura social. Con lo cual llegó a afirmar que “los momentos más felices de la especie humana han sido aquellos en los cuales “el poder espiritual y el temporal se equilibraban mejor”” (Gurvitch 54).
De lo anterior se desprende que para Saint-Simon, el principio rector del progreso social lo constituía el esfuerzo humano colectivo, de ahí que considerara a la sociedad como un ser que sólo en conjunto y en unidad, podría funcionar como una verdadera máquina organizada. Razón demás para proponer la unidad de las ciencias, porque finalmente éstas provenían del esfuerzo humano colectivo, tanto espiritual como material, es decir, de los avances en el conocimiento como en la producción, lo que en último término llevaría a las sociedades a un estado positivo o de actividad.  No obstante, salta a la vista que para este hombre, la unidad de las ciencias naturales y humanas equivalía a decir que los hombres en sociedad podrían estudiarse de acuerdo a la aplicación de ciertas leyes de comportamiento ligado a la necesidad de destruir los gobiernos encabezados por los legisladores, quienes en definitiva habían llevado a las sociedades al desorden.  
En 1803, cuando publicó su obra Letters d’ un habitant de Genéve á ses contemporains, Saint-Simon se propuso “reorganizar la sociedad sobre bases científicas”, ahí llegó a especificar que la sociedad debía “...estar gobernada por científicos y artistas...” (Saint-Simon 15). Los primeros procurarían el bienestar material y los segundos el desarrollo mental. Para Saint-Simon, el avance de la actividad científica dependía de dos premisas: de la condición experimental aplicable al desarrollo de la actividad social y del establecimiento de leyes sobre la misma sociedad. De ahí su particular interés por el conocimiento de la historia, “...el estudio de la historia conduce, a mi modo de ver, a la convicción de que todos los acontecimientos importantes tienden hacia la misma meta -la civilización de la humanidad-” (Ionescu 24).
A ojos saintsimonianos cabría plantear si lo antes expuesto equivalía a decir que existía la posibilidad de establecer tablas de comportamiento social que entrañaran respuestas a las acciones humanas a través del tiempo y en las cuales la observación de las conductas pasadas fueran sustanciales para el establecimiento de datos estadísticos. De ser así, ¿hasta dónde Saint-Simon percibió que las sociedades americanas y europeas tendrían patrones de comportamiento similares? Y ¿hasta dónde existió en Saint-Simon una preocupación por el estudio de la naturaleza de las sociedades donde intervienen la intencionalidad de los hombres que pueden alterar el curso de la historia? ¿Fueron las teorías de Saint-Simon la inspiración del modelo deductivo-nomológico de Carl Hempel?  
Después de la Revolución Francesa, las corrientes posrevolucionarias del pensamiento francés, giraron en torno de una rehabilitación intelectual y social. En aquel momento se pretendieron establecer leyes del movimiento de la civilización, así como Isaac Newton había instituido los principios de la física “...era newtoniano todo lo que trata de sistema de leyes...” (Ilya y Stenger 32) Saint-Simon fue uno de los tres pensadores que dijeron haber encontrado las leyes del desarrollo social con el propósito de remodelar la sociedad sobre principios científicos generales. Los otros dos pensadores que dijeron haber encontrado las leyes del desarrollo social fueron: Charles Fourier, en cuya ley de Atracción Pasional planteaba que las pasiones humanas habían sido causa de las desgracias y por lo tanto había que convertirlas en fuente de felicidad y, A. Comte, quien estableció la ley de los tres estadios, estadio teológico, metafísico y positivo o científico. (Bury 252-263)
Ahora, ¿cuáles eran esas leyes del desarrollo? Pues nada menos que una especie de modelo deductivo-nomológico. Es decir, que en base a las vivencias pasadas y situaciones presentes ocurridas, se asumiría que acontecería un determinado futuro.
“Sí ... entonces”
No obstante, si algo destaca en este modelo es que estuvo pensada en función de una sociedad gobernada por industriales y científicos, esto nos dice que no se trataba de cualquier tipo de sociedad. 
La ley propuesta por el Conde, que además respondía a lo promovido por Napoleón sobre el balance del progreso de la ciencia desde 1789, consideraba dos épocas en la historia: “las épocas críticas (necesarias para eliminar las “fosilizaciones” sociales) y las épocas orgánicas” o de construcción. (Ferrater 2915) Saint-Simon vio en la historia los factores determinantes para la comprensión de las sociedades y sus cambios con el paso del tiempo. La historia estaba considerada en función del desarrollo industrial y la industria no era sino producción, por lo tanto, todo cambio social implicaría un cambio en los sistemas de propiedad.
A juicio de Saint-Simon, la sociedad y en específico el hombre debía tener la capacidad de dominar la naturaleza y una vez dominada, llegar a un estado positivo, entendiendo lo positivo como el estado activo, inmanente y autónomo. (Gurvitch 39) En otras palabras, lo que este hombre pretendía era observar como las sociedades se habían comportado en el pasado, para luego comparar su comportamiento presente ante los fenómenos que ocurrían y sobre esas observaciones elaborar un estudio de las sociedades en acción. Es decir, Saint-Simon estaba buscando una ciencia enfocada a la sociedad activa, buscaba una sociología que pudiera establecer parámetros de comportamiento de los hombres en sociedad, todo con la finalidad de vaticinar el futuro, donde entre otras cosas intervenía el factor económico.
Debido a que la revolución industrial y la revolución política de 1789 trastornaron el sistema institucional existente en la sociedad europea, Saint-Simon se enfrentó a las crisis que atravesaba la sociedad y con ello a la dificultad de llevar a cabo una reorganización social. Básicamente durante este período los hombres pasaron por una metamorfosis política, social y técnica como resultado de las distintas etapas transcurridas, desde formas de vida feudal, hasta las revoluciones políticas y luego las sociedades industriales. Las instituciones anteriores a la Revolución, resultaban anticuadas y destructivas porque no promovían el crecimiento industrial, de ahí la necesidad por hacer una reestructuración social que promoviera el desarrollo humano bajo una ley común, una ley universal, la de la demostración y predicción y que por supuesto privilegiaba a la administración de las cosas más que el gobierno de los hombres.
Si reparamos en esa observación saintsimoniana nos daremos cuenta que esta forma de pensar no estuvo muy lejos de la política mexicana del siglo XIX y en especial del gobierno de Porfirio Díaz, cuando la corriente positivista hizo acto de presencia y cuando se aseveraba que en México era más conveniente la administración que la política.
El modelo político de la nueva sociedad industrial de Saint-Simon, estaría basado en la industria y sobre todo en los industriales o productores o gente trabajadora, quienes ocuparían el primer lugar dentro del rango funcional. Ellos se encargarían de dirigir la fortuna pública, además de ser los sustitutos del gobierno de los hombres. A juicio de Saint-Simon, eran industriales los agricultores, herreros, carreteros, cerrajeros, fabricantes de calzado, etc., y eran zánganos o inútiles la nobleza, los militares, el clero y la gente no trabajadora. (Droz 340) Esta clase industrial sería finalmente la que asumiría el poder político y la que trabajaría por la prosperidad general, mientras que los sabios o los estudiosos asumirían el poder espiritual o el de la demostración.

...porque en una sociedad ilustrada la fuerza de las leyes y la de los militares para hacer obedecer la ley no deben ser empleadas mas que contra aquellos que pretendiesen trastornar la administración. (Saint-Simon  86)

Los siguientes niveles de acuerdo a las tres Cámaras políticas previstas eran: Cámara de invención, integrada por ingenieros, poetas, escritores y artistas encargados de los proyectos de trabajo anuales y las fiestas públicas; Cámara de examen, formada por los fisiólogos, físicos y matemáticos; Cámara de ejecución, integrada por los dirigentes de las empresas industriales, agrícolas y bancarias. Las clases inferiores estarían a disposición de los industriales. A lo cual, surge la pregunta, ¿fue bajo esta visión de la sociedad que Aldous Huxley se inspiró para escribir su novela, Mundo feliz, donde se describe una sociedad perfectamente planeada al grado de convertirse en una sociedad monótona e insensible?
Tal modelo de sociedad moderna elevaría a posiciones de autoridad a los expertos profesionales, en otras palabras a los que disponían de riqueza y que más adelante se identificarían como capitalistas. Saint-Simon previó una sociedad futura con clases, en la que supuso una estratificación social. Pero si algo es importante, es que Saint-Simon realizó sus teorías a partir del estudio de la historia de las civilizaciones, es decir de la observación de los diversos estados por los cuales habían pasado los hombres, las ciencias y las metodologías de éstas y en función de ello Saint-Simon pronosticó que lo conveniente para las sociedades era priorizar la industria. Para este hombre, la historia de las civilizaciones era la historia de la vida de la especie humana, situación que llegó a comparar con la fisiología de las civilizaciones en sus distintas edades. (Gurvitch  44)
Ahora, porque es relevante la visión saintsimoniana de la sociedad y de la historia, principalmente porque es precursor del capitalismo, del conocimiento positivista y de la cientificidad de las ciencias, será la inspiración de Carl Marx y de August Comte. Será también uno de los que precisen el estudio de las sociedades del siglo XIX a partir de una división de clases y uno de los que inicien el estudio de las sociedades en acción, esto es, la sociología.
Para Saint-Simon, el industrialismo sería causa de la armonía entre las clases bajo la concepción general del bien social. En esa sociedad, todos los hombres ocuparían una posición en la clase productora y en esa sociedad a su vez no cabría la miseria, la desocupación, ni la violencia, así lo demostró en el Catecismo político de los industriales (1823-1824).

...y cuando se obtenga este resultado, la tranquilidad quedará completamente asegurada, la prosperidad pública avanzar con toda la rapidez posible, y la sociedad disfrutar de toda la felicidad individual y colectiva a la que la naturaleza humana pueda aspirar. (Gurvitch  84)

Saint-Simon se proclamó ateo y materialista, razón para no involucrar en las ciencias físicas y en la ciencia de la producción o verdadera política, la idea de Dios. Esa política resultaría sagrada y se inculcaría en los hombres desde su infancia como un nuevo cristianismo. La nueva religión o nueva ciencia elaborada por el Conde, se encargaría de dirigir a la sociedad hacia un objetivo: mejorar la situación de los más desprovistos, organizar a la sociedad, asegurar el trabajo y desarrollar la inteligencia. Bajo tales fundamentos creó su obra El nuevo cristianismo (1824), donde sostuvo como único principio básico del cristianismo, la hermandad entre los hombres.
En esta nueva religión los hombres serían guiados por los pensadores más sabios de la sociedad, los científicos y los artistas y no por teólogos. Ellos se encargarían de formular y difundir las creencias importantes y de aprovechar los avances científicos e industriales en beneficio de la sociedad moderna. El nuevo cristianismo saintsimoniano, tomaba en cuenta tres grandes aspectos de la actividad social: en primer término la religión o la moral (la política), en segundo la teología o la ciencia (los avances en el saber humano) y en tercero el culto o la industria (rectora de la sociedad por su capacidad de acción). (Droz  348)
Quedaba establecido entonces que el modelo social del Conde de Saint-Simon se basaba en los progresos industriales porque sólo a través del trabajo productivo se accedería a la felicidad común. Por otra parte, los avances en el saber humano o los avances científicos servirían de mejora en la calidad de vida de todos los hombres. El pasado, dentro de la organización social quedaría como experiencia; el presente, de aplicación de los conocimientos adquiridos, de transición y el futuro serviría a las generaciones industriales posteriores de mejora en la administración de la riqueza pública. De esta forma parecía que para Saint-Simon lo único que contaría en las sociedades futuras sería aquello que aprobara las leyes del comportamiento humano basado en modelos industriales y a su vez, aquello de lo cual se estuviera absolutamente seguro acontecería.
Ahora, puede verse que si algo fallaba dentro del modelo propuesto por el Conde es seguro que no se incluiría como un comportamiento científico. Es decir, el conocimiento de lo humano se explicaría a partir de leyes científicas y sólo a través de ellas se progresaría en las civilizaciones futuras. Sin embargo, ¿qué pasaría con esa clase de hombres o de ociosos que se dedicaban a legislar y a predicar las religiones?, ¿en dónde tendrían cabida? Y, ¿en esa nueva sociedad no se formaría acaso una lucha entre dominados y dominadores?
Años después de su muerte en 1825, los seguidores de Saint-Simon retomaron sus ideas y formaron la Escuela de Saint-Simon o saintsimoniana, vieron en el Nuevo Cristianismo el testamento de su maestro. El saintimonismo fue presentado como una filosofía, una ciencia y una nueva religión, cuya misión era unir al mundo mediante el trabajo; deber y función de cada hombre. Tras convertirse la Escuela en Iglesia, sus tres seguidores: Olinde Rodriguez (1796-1864), Saint-Amand Bazard (1791-1832) y Prosper Enfatin (1796-1864), intentaron llevar a cabo el modelo social, pero ésta no prosperó.
Aunque en este trabajo únicamente se hace mención del saintsimonismo, es necesario aclarar que los integrantes de estas sectas atacaron “la propiedad (la herencia), de defender el amor libre (rechazan el matrimonio cristiano y algunos de ellos eran partidarios de uniones que terminasen a voluntad) y de ser conspiradores políticos inclinados a derrocar el gobierno”. (Cole 61) Problemas que estuvieron presentes a lo largo del siglo XIX no solamente en Europa sino también en otros países como México.

Para concluir

Saint-Simon nunca propuso un anarquismo, fascismo, comunismo, ni socialismo. Su obra no es considerada una ciencia sociológica o política. El Conde de Saint-Simon propuso un modelo y unas leyes, pero no realizó un análisis científico y una investigación empírica debido a que no podía practicar y experimentar aquel modelo de sociedad todavía no formado. Lo que guarda mayor importancia es que proyectó un modelo político de sociedad futura y que tras de él se formularon una serie de ideologías y teorías propuestas por otros pensadores que retomaron ideas del sistema saintsimoniano, al igual que Saint-Simon retomó de otros.
Fue del interés de Saint-Simon la aplicación de sus conocimientos a determinadas ciencias como la fisiología, para la organización de la sociedad. Y así como esta ciencia se dedica al estudio de las funciones de cada uno de los órganos de los seres vivos, así también se pretendía estudiar cada parte de la sociedad. El propósito de Saint-Simon fue desarrollar una ciencia de la humanidad mediante el análisis de la relación de la sociedad y el sistema industrial, pretendió además comprender su realidad moderna y futura transformada bajo este sistema.
Para interpretar la obra en general de Saint-Simon es necesario conocer el momento histórico en el que fue escrita. El siglo XIX fue una época orgánica, de transición, de cambios. Y necesario fue en Saint-Simon moldear ese período bajo condiciones científicas, pero sobre la experiencia anterior. El desarrollo de la sociedad durante el siglo XIX, debió marchar a la par de los descubrimientos científicos, de ahí que mejorar la calidad de vida de los hombres, expandir el intelecto y buscar siempre la felicidad común a través del buen funcionamiento de la sociedad, fue una de las premisas de Saint-Simon.


 MODELO POLÍTICO DE LA NUEVA
SOCIEDAD INDUSTRIAL DE SAINT-SIMON

INDUSTRIALES
--------------
Rectores de la sociedad, por su capacidad de acción
y sustitutos del gobierno de los hombres


Cámara de invención
---------------------
Ingenieros  -  Poetas  -  Escritores  -  Artistas
encargados de los proyectos anuales de los grandes
trabajos y las grandes fiestas públicas


Cámara de examen
-------------------
Fisiólogos  -  Físicos  -  Matemáticos
encargados del desarrollo científico y saber humano


Cámara de ejecución
----------------------
Dirigentes de empresas industriales, agrícolas y bancarias
encargados de asegurar los planes aprobados
por las otras dos Cámaras


Clases inferiores
--------------------
Proletariados
trabajan a disposición de los industriales


Clase no productiva, los parásitos
------------------------------------
Militares  -  Juristas  -  Propietarios Privados  -  Nobleza

     Esta organización social estaría sometida a:
a) La ley común o ley universal de épocas críticas y épocas orgánicas.
b) La nueva religión que tendría por objeto formular y difundir creencias importantes para una sociedad capaz de aprovechar las fuerzas de la ciencia y la industria.


Bibliografía

Bury, John L. La idea de progreso, Madrid, Alianza Editorial, 1971 (1ª ed.1932).

Cole, G.D.H. Historia del pensamiento socialista. Los precursores 1789-1850. México, Fondo de Cultura Económica, 1975, pp.44-68.

Droz, Jacques (Dir.). Historia general del socialismo. Vol. 1, De los orígenes a 1875, Barcelona, Ediciones Destino, 1976, pp.337-350.

The New Encyclopaedia Britannica v.10, U.S.A., Encyclopaedia Britannica, 1994.

Enciclopedia Hispánica, Estados Unidos de América, Encyclopaedia Británica Publishers, 1995.

Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana T. LII, Bilbao, Espasa-Calpe.

Ferrater Mora, José. Diccionario de filosofía T. 4, España, Alianza Editorial, 1981.

Gurvitch Georges. Los fundadores franceses de la sociología contemporánea: Saint-Simon y
Proudhon, Argentina, Nueva Visión, 1970.

Hurtado Bautista, Mariano Prólogo, en, Saint-Simon, Catecismo político de los industriales,
             Traducción de Luis David de los Arcos, Argentina, Ed. Aguilar, 1964.

Ilya Prigogine e Isabelle Stenger. “El proyecto de la Ciencia Moderna”. La nueva alianza.
             Metamorfosis de la ciencia, España, Alianza Editorial, 1993, pp. 30-59.

Ionescu, Ghita. El pensamiento político de Saint-Simon, México, Fondo de Cultura Económica, 983.

Miller, David (Dir.). Enciclopedia del pensamiento político, Versión española de Ma. Teresa 
Casado Rodríguez, España, Alianza Editorial.

Saint-Simon. Catecismo político de los industriales, Prólogo de Mariano Hurtado Bautista,
             Traducción de Luis David de los Arcos, Argentina, Ed. Aguilar, 1964.

The New Encyclopaedia Britannica, V.10, U.S.A., Encyclopaedia Britannica, 1994, pp.334-335.

10 comentarios:

  1. excelente post Ale muy interesante el estudio que realizo Saint-Simon.
    te dejo un abreso.

    ResponderEliminar
  2. Hola Mohamed, te agradezco tu lectura y tu comentario. Pues la verdad que si es muy interesante el punto de vista de Saint-Simon porque de alguna forma él estaba tratando de arreglar o de hacer funcional una sociedad que advertía obsoleta o en decadencia en muchos sentidos, y, SS tomaba a la historia como punto de partida o referente para tratar de caminar hacia un futuro más certero y sin las equivocaciones cometidas en el pasado, pero bueno, este es un tema amplio y sobre el cual cabría una amplia discusión...

    Muchos saludos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Excelente artículo pero si tomamos en cuenta los testimonios históricos podemos concluir que jamás habrá una reforma que conduzca a la certeza de lo que se pretende... el potencial humano se manifiesta en su empeño por seguir intentándolo...

    ResponderEliminar
  4. Hola,

    Efectivamente yo también considero que no podríamos llegar a realizar normas que nos llevaran a la certeza, a fin de cuentas somos humanos y como tal imperfectos e inciertos. Sin embargo, como hombres y mujeres organizados en sociedad se crean leyes que nos normen y nos conduzcan hacia objetivos planteados por los grupos que rigen esas sociedad. Y, en ese andar nos inconformamos y nos revelamos porque dentro de esa sociedad somos desiguales e inconformes y siempre habrá quienes discutan y quienes queden callados, quienes otorguen y quienes se revelen, avanzamos y retrocedemos, nos detenemos y continuamos...
    Agradezco mucho sus palabras.
    Muchos saludos

    ResponderEliminar
  5. Un par de comentarios... el primero tiene que ver con el título. Se escribió ¿Es posible crear una perfecta sociedad? que creo debió ser ¿Es posible crear una sociedad perfecta?
    "revelamos" y "revelen" No "rebelamos" y "revelen" Si

    ResponderEliminar
  6. Fe de erratas, bien: rebelamos y revelen.
    En cuanto al título, me quedo con el perfecto primero y sociedad después...

    ResponderEliminar
  7. Fe a la fe de erratas "revelen" No rebelen Si

    ResponderEliminar
  8. Si se trata de construir una sociedad perfecta en abstracto la respuesta es si y ejemplos de utopías hay muchos; si se trata de concretar la perfección con hombres de carne y hueso entonces la respuesta es... sigamos intentando a sabiendas que no es posible ni deseable..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bien, sin embargo lo interesante en este artículo es el estudio que realizó el conde de Saint-Simon en torno a su concepción de una perfecta sociedad y con lo cual se puede apreciar la inconformidad que existió en un momento de la historia y en torno a un tipo de sociedad. Cabe señalar que de este punto de vista de Saint-Simon partirían otras que intentarían llevar a cabo nuevas políticas, nuevas planificaciones económicas y distribución de la riqueza, en fin. Cada proceso, cada etapa tiene sus diversas problemáticas, ideas, creencias e intentos de aspirar a algo mejor, aunque en esta idea de mejorar intervienen muchas significaciones. Hombres y mujeres somos imperfectos, cambiantes, inconformes e inciertos...
      Muchas gracias por su comentario, un saludo.

      Eliminar

Hola, muchas gracias por tu comentario