Alejandra
López Camacho
Este monasterio ubicado en Oxtotipac/ Estado de México, data de los siglos XVI y XVII. La construcción destaca por su particular arquitectura elaborada en pequeñas dimensiones.
Llaman la atención los frescos que se encuentran en una de las habitaciones de la planta baja que fungía de capilla. Ahí se puede encontrar la figura del arcángel San Miguel, pero también las figuras de fieles mujeres pequeñas o niñas que rezan a la figura de San Nicolás de Bari (abogado de los niños, mineros y boticarios) y de franciscanos que con cruz en mano llevan la palabra de Dios a los poblados.
Como parte de la planta
alta, destacan tres arcos que se encuentran expuestos hacía lo que actualmente
es un jardín, pero que sin embargo se dice fueron utilizados para oficiar misa abierta
a los nativos del lugar. Los pequeños arcos no tienen un barandal que proteja a todo aquel que suba, y el último de ellos que está pegado
al templo, se encuentra inconcluso como, si se tratara de una construcción
elaborada por pasos o que ha sufrido modificaciones a lo largo de los años.
Lo singular de este monasterio, aparte de sus pequeñas habitaciones y techos bajos que uno puede tocar si alza el brazo, es una virgen de Guadalupe que se guarda celosamente en el lugar y que, según se nos informó, data del siglo XVI. Esta virgen, que nada tiene que ver con la virgen morena que se encuentra en la Villa, es de tez blanca, su vestido es sumamente sencillo y no dispone de grecas, tampoco se deja caer sobre ella un manto verde con estrellas, ni un cabello oscuro. Bien que esta virgen luce joyas y deja ver una cintura y figura femenina que más semeja la imagen de una mujer europea que la de una mujer mestiza. En fin, que este es un lugar que aunque pequeño, da para mucha investigación.