Alejandra López Camacho
1. Sobre el origen de la litografía de Maximiliano reproducida en El Pájaro Verde:
El día viernes primero de enero de 1864, El Pájaro Verde daría a conocer en su sección editorial la “Noticia Biográfica” del príncipe Maximiliano escrita por José María Gutiérrez de Estrada (1). En aquella noticia, que ocupó aproximadamente tres de sus pequeñas páginas (30 x 35 cm.), aparecería la litografía del futuro emperador junto con las iniciales, “S. A. I. y R. (Su Alteza Ilustrísima y Reverendísima). El archiduque Fernando Maximiliano de Austria”. En esta imagen, en cuyo pié de página no figura el nombre del autor (2) y en donde además no se le da el calificativo de emperador de México, el próximo soberano aparece con los rasgos de un joven de aproximadamente 25 años, y no con el semblante del hombre maduro que arribó a tierras mexicanas en cuyo rostro (3), captado por el fotógrafo Giuseppe Malovich en el año de 1864 y por el pintor Albert Graefle en 1865, luce una barba crecida que le hace parecer de mayor edad. Esto sugiere que la litografía reproducida en el diario se realizó algunos años antes de 1863, periodo cuando la comisión de Notables encabezada por Gutiérrez de Estrada, ofrecería la corona de México a Maximiliano. De ahí que cuando se realiza la litografía de Maximiliano, es posible que éste luciera sin bigote, con cabellos cortos y un peinado menos formal, lo que puede observarse en la litografía de Decaen que se anexa al trabajo como imagen complementaria de las dos litografías que son el objeto de estudio de este trabajo (ver imágenes).
“S.A.I. y R. El archiduque Fernando Maximiliano de Austria”, El Pájaro Verde, Núm. 145, México, viernes 1 de enero de 1864, p. 2.
Decaen, “Sus majestades el archiduque Maximiliano y la archiduquesa Carlota (Litografía 14 x 10), ca. 1864, ver: Acevedo, Esther, “La creación de un proyecto imperial, en, Testimonios artísticos de un episodio fugaz (1864-1867), México, Museo Nacional de Arte/INBA, 1995, p. 38.
Giuseppe Malovich, “Maximiliano”, 1864, cat. 213, (Albumina 9 x 6), ver: Acevedo “La creación de un proyecto imperial, en, Testimonios artísticos de un episodio fugaz (1864-1867), México, Museo Nacional de Arte/INBA, 1995, p. 39.
Esther Acevedo comenta que entre el mes de octubre de 1863 y el mes de abril de 1864, fechas correspondientes a la ceremonia de ofrecimiento de la corona y la aceptación de Maximiliano al trono de México, se hizo necesaria la construcción de una imagen publicitaria de los emperadores para enviarla a México como una especie de tarjetas de presentación de los futuros soberanos. De aquella misión se encargaron la diputación de Notables y los futuros emperadores que se tomaron nuevas fotografías para ser enviadas a México.
De este modo, las primeras imágenes de Maximiliano que llegaron a México y que se reprodujeron masivamente, serían las fotografías realizadas por Giuseppe Malovich en Trieste, en las que él está vestido con traje de vicealmirante con todas sus condecoraciones y en traje de civil. Este fotógrafo, dice Acevedo, “permaneció en la lista de pagos de Maximiliano durante los primeros tres meses de 1864 cobrando la enorme suma de 1000 florines” (4). De ser así, entonces la litografía que aparece en El Pájaro Verde no corresponde a una de las fotografías tomadas por Malovich durante aquel año.
Giuseppe Malovich, “Maximiliano”, 1864, cat. 212, (Albumina 27 x 21.5), ver: Acevedo, Esther, “La creación de un proyecto imperial, en, Testimonios artísticos de un episodio fugaz (1864-1867), México, Museo Nacional de Arte/INBA, 1995, p. 40.
A lo anterior se agrega que en el mes de noviembre de 1863, Luis Arroyo, secretario de la Regencia, le pidió al presidente de la comisión de la Junta de Notables, J. M. Gutiérrez de Estrada, que le enviara una buena fotografía del emperador y de su esposa para hacerla del conocimiento público, porque la fotografía que Gutiérrez de Estrada había mandado a México y que Arroyo había mandado litografiar (aunque no se aclara cual imagen), en la que aparece Maximiliano en traje de marino, no se parecía mucho al Maximiliano que iba a llegar a tierras mexicanas, por lo que se requerían de otras imágenes más actuales.
Albert Graefle, “Maximiliano de Habsburgo” (Óleo sobre tela 255 x 168), 1865, cat. 24, ver: Acevedo, Esther, “La creación de un proyecto imperial, en, Testimonios artísticos de un episodio fugaz (1864-1867), México, Museo Nacional de Arte/INBA, 1995, p. 40.
A juicio de Acevedo, factiblemente la imagen de Maximiliano de la que habla Arroyo y que se dio a conocer desde finales de 1863, fue la que Gutiérrez de Estrada publicó en su libro titulado Fernando Maximiliano, archiduque de Austria (5). A lo cual se considera que probablemente la imagen que apareció en el libro corresponda a la litografía publicada en el periódico El Pájaro Verde en el año nuevo de 1864.
Acerca de los motivos de la reproducción de la litografía de Maximiliano:
Si se observa con detalle el retrato y se compara con el texto que acompaña a la imagen, se vera que ante todo, la litografía y el texto, lejos de ser parte de la construcción de una campaña publicitaria, tenían la intención de justificar públicamente un sistema de gobierno que, aun cuando no estaba establecido todavía y hubiese sido aprobada por la Junta de Notables desde el 8 de julio de 1863 (6), requería de la aceptación pública. Finalmente aquel sistema gobernaría el futuro de los mexicanos hacia tradiciones políticas y sociales monárquicas. Esas tradiciones habían permanecido arraigadas dentro de las formas de pensamiento, no sólo de quienes apoyaron el establecimiento de aquel régimen de gobierno como J. M. Gutiérrez de Estrada y José Manuel Hidalgo (7), entre otros, sino hasta del mismo dueño del taller litográfico y tipográfico donde se elaboraba el periódico, es decir, de don Mariano Villanueva (8).
Resultaba por lo tanto de significativa importancia para el periódico y para el grupo de monarquistas que estuvieron relacionados con la publicación de la litografía y de la biografía, dar a conocer al público lector, y hasta no lector, la imagen de un hombre joven, de facciones finas y delicadas y con el porte de un príncipe, que además de mostrar en su pecho una condecoración en forma de cruz con una corona imperial en la parte superior, también muestra cierta gallardía al mantener la cara en alto y mirar de frente al espectador. A esto se agrega el hecho de que la imagen del futuro emperador, al sostener con su mano izquierda el mango de algo que parece ser una espada y mostrar su torso del lado derecho, como resultado de introducir su dedo pulgar en el bolsillo de su chaleco, brindan al retrato litográfico una actitud de elegancia. Finalmente se trataba de alguien que disfrutaba del abolengo real y de las buenas costumbres.
Pero, ¿por qué se reprodujo la litografía de Maximiliano en el periódico? Si bien con los detalles referidos en la biografía se exaltaba la figura de un hombre que había tenido la oportunidad de viajar y conocer numerosas partes del mundo, tanto como haber gobernado el reino Lombardo-Véneto bajo prácticas liberales, según lo dice Gutiérrez de Estrada en la biografía, esas particularidades añadidas a la representación litográfica del futuro emperador, buscaban legitimar anticipadamente un sistema gobierno en México y a un archiduque europeo que disponía de la legitimidad dinástica y del rango real; elementos esenciales que le permiten a un rey conducir el destino de los hombres hacia formas de vida monárquicas y hacia el ejercicio de una autoridad imperial.
Finalmente con esos principios se esperaba alcanzar el ansiado orden, la paz y la unidad de un país, que no acababa por integrarse y que se veía amenazado por el cercano protestantismo estadounidense. Así lo consideraron algunos miembros del clero poblano como el sacerdote Francisco Javier Miranda, quien combatió los gobiernos republicanos e hizo campaña en favor del intervensionismo europeo, que aunque lo consideraba un mal, también creía que ratificaría la religión católica y al mismo tiempo protegería a México de los Estados Unidos (9).
De este modo, la representación escrita y litográfica de Maximiliano que se dieron a conocer el primer día del año, proyectaron intervenir dentro de la opinión pública o de una generalidad y registrar en ésta la necesidad de un sistema que devolvería a México la paz y la armonía. Y así lo hizo saber Gutiérrez de Estrada, en la biografía con la cual presentó a Maximiliano en el periódico, en la que además de describir con palabras los rasgos de aquel joven archiduque, proporciona ciertos detalles como el color de ojos del futuro soberano. Esto probablemente tuvo el propósito de enamorar a todo aquel que viera la imagen y leyera la biografía.
Una frente espaciosa y pura, indicio de una inteligencia superior; ojos azules y vivos en que brillan la penetración, la bondad y la dulzura; la expresión de su semblante es tal, que nunca se puede olvidar. El alma se refleja en su rostro; y lo que en él se lee es lealtad, nobleza, energía, una exquisita distinción y una singular benevolencia. (10)
Quedaba pues registrado el proyecto político-social, con palabras e imagen, de un hecho que pretendió guiar el destino de un país y que finalmente lo logró.
1. La litografía de Carlota.
Tres días después de la llegada de los emperadores a la ciudad de Veracruz, exactamente el día miércoles primero de junio de 1864, El Pájaro Verde publicó la litografía de la reciente emperatriz de México, María Carlota Amalia. Esta litografía que apareció en la primera página del periódico y que ocupó las columnas centrales del mismo fue, a diferencia de la litografía de Maximiliano, de mayores dimensiones debido a que entonces el formato del diario había aumentado 5 centímetros a lo largo y ancho. Y del mismo modo que la litografía de Maximiliano, se publicó al lado de una semblanza biográfica de la emperatriz escrita posiblemente por el editor y dueño de la imprenta, Mariano Villanueva, y a base de la recopilación de cartas de los miembros de la comisión mexicana que ofreció el trono a Maximiliano, como José María Gutiérrez de Estrada e Ignacio Aguilar y Marocho (11).
Sobre el origen de la litografía de Carlota reproducida en El Pájaro Verde:
La litografía de la emperatriz Carlota publicada en El Pájaro Verde, fue el fragmento de una fotografía sacada originalmente por Robert Jefferson Binham (12), que a su vez fue reproducida como carte de visite por el fotógrafo André Adolphe Eugéne Disdéri. En esa litografía cuyo autor no figura se lee lo siguiente en el pié de página: “S. M. (Su Majestad) María Carlota Amalia, emperatriz de México. (Sacado de una fotografía)”. Esto representaba para los lectores del periódico y para todo aquel que viera la imagen, la carta de presentación de Carlota como majestad y emperatriz de México caso contrario de la litografía de Maximiliano, a quien sólo se le presentó como su alteza y como archiduque, debido a que en esa época sólo se trataba de hacer la presentación publica del futuro emperador de México (ver imagen).
“S. M. María Carlota Amalia, emperatriz de México”, El Pájaro Verde, Núm. 145, México, miércoles 1 de junio de 1864, p. 1.
Resulta interesante el hecho que en ambas litografías, los autores no fueron importantes como artistas creadores de la obra o la copia. Este asunto pone de manifiesto su anonimato, caso contrario para los editores del periódico El Pájaro Verde, pues, de acuerdo a lo establecido por las leyes intervensionistas, siempre debía aparecer un responsable de los artículos sin firma.
La litografía de la emperatriz María Carlota, que puede ser la copia de la fotografía de Jefferson Bingham o de la carte de visite de Disderi es el fragmento de una fotografía de cuerpo entero, como puede apreciarse en el anexo número seis (ver imágenes). En ésta imagen, la emperatriz luce un traje de calle y no existe la formalidad en la vestimenta como fue el caso de la litografía de Maximiliano. Por otra parte, debido a que en la parte superior de su rostro existen sombras producidas por el sombrero que lleva puesto, no pueden apreciarse con claridad sus ojos ni su frente. Al mismo tiempo, si se observa con detenimiento se verá que tanto en la litografía como en la fotografía no existe la presencia de joyas ni de condecoraciones, lo que hace suponer que la fotografía original no fue realizada con fines públicos ni con los de hacer la presentación de una emperatriz.
Giuseppe Malovich, “Carlota”, 1864, cat. 210, (Albumina 27 x 21.5), ver: Acevedo “La creación de un proyecto imperial, en, Testimonios artísticos de un episodio fugaz (1864-1867), México, Museo Nacional de Arte/INBA, 1995, p. 40.
Esther Acevedo menciona que cuando Maximiliano fue fotografiado por Malovich, entre los meses de enero y marzo de 1864 con la finalidad de enviar sus imágenes a México para darse a conocer como los futuros emperadores, fue necesario tomar fotografías de Carlota en traje de gala, como se muestra en el anexo número siete, donde ya se encuentra enjoyada y aunque no hay corona, existe una guirnalda de flores y una condecoración (13). Estas imágenes probablemente llegaron a México después del mes junio, por esa razón quizá El Pájaro Verde publicó la litografía de Carlota en traje de calle.
Lo anterior permite afirmar que la falta de una buena fotografía de Carlota donde apareciera con todo el cargo de lo que implicaba ser una emperatriz, como es el caso de la pintura realizada por Albert Graefle en 1865 y que pudiera ser litografiada para reproducirse en el periódico, hizo que el dueño y editor del diario reprodujera la imagen que probablemente alguno de los miembros de la comisión de notables que ofrecieron el trono a Maximiliano, le envió desde Europa. A esto se une el comentario que el editor hace en la semblanza biográfica que acompaña a la litografía de Carlota, “Cumplimos hoy nuestra promesa de obsequiar a los lectores con el retrato de S. M. la emperatriz Carlota. Hubiéramos deseado acompañarle con una biografía completa; pero la falta de datos bastantes, nos obligan a limitarnos a dar breves apuntes” (14).
Albert Graefle, “Carlota Amalia de Saxe Coburgo” (Óleo sobre tela 255 x 168), 1865, cat. 24, ver: Acevedo, Esther, “La
creación de un proyecto imperial, en, Testimonios artísticos de un episodio fugaz (1864-1867), México, Museo Nacional de Arte/INBA, 1995, p. 63.
Acerca de los motivos de la reproducción de la litografía de Carlota:
Si la publicación de la litografía de Maximiliano meses antes de su llegada implicó la presentación del futuro soberano, así como la justificación y legitimación de la monarquía, la de Carlota representaba la confirmación de un sistema que ya estaba presente en México. A esto se añade lo siguiente, la publicación de la litografía y de la semblanza biográfica se realizó el día primero de junio de 1864, pocos días antes del cumpleaños de la emperatriz Carlota, el día 7 de junio, de ahí que posiblemente para los editores y para el dueño del periódico fue de significativa importancia atraer la atención de los emperadores hacia la institución que ellos representaban, El Pájaro Verde, como una forma de congraciarse con las personalidades imperiales o con el mismo sistema.
Por otra parte, llama la atención el hecho que aun cuando los emperadores no se encontraban en la ciudad de México, el dueño del periódico haya decidido hacer del conocimiento público la presentación de la emperatriz Carlota. Cuando la litografía y la semblanza biográfica se publicaron, los emperadores apenas se encontraban en las cercanías de la ciudad de Puebla después de arribar a Veracruz. ¿Por qué entonces no esperar a que los emperadores estuviesen en la ciudad? Sin duda al dueño del periódico le interesaba que alguno de los ejemplares llegara a manos imperiales. De ser así, ¿El Pájaro Verde del día 1 de junio lo recibieron los emperadores? Y si lo recibieron, ¿quién se los hizo llegar?
Para el dueño del periódico, la reproducción de la imagen de Carlota debió representar un acontecimiento relevante en cuanto a la litografía se refiere, pues ocupó casi la totalidad de la sección editorial, no así para la semblanza biográfica, para la cual existieron pocos datos. Sin embargo, el escaso contenido de la biografía, que hace las veces de marco a la imagen, contó tanto como la de Maximiliano. Fue, a partir de lo escrito, la consagración de un sistema de gobierno que más allá de sustituir un sistema republicano, estaba recobrando conocidas formas de vida monárquicas en las que estaría presente el amplio conocimiento de los soberanos.
México desde ese momento se hallaría gobernado por dos ilustres personas que le conducirían a su progreso científico tanto como a la paz y al orden que no existía. Y en esto fue importante al mismo tiempo establecer una relación de confianza y conocimiento entre el periódico y los lectores. Era sobre todo a estos últimos a los que se trataba de convencer del bienestar del sistema monárquico, aunque también se trataba de persuadirlos acerca de la bondad y sencillez de los emperadores, pero sobre todo de Carlota. Esto finalmente pudo ser otra razón para que se decidiera publicar una imagen de la emperatriz en traje de calle, agregada a la descripción que de ella hace Ignacio Aguilar y Marocho contenida en el editorial.
La archiduquesa es una de esas personas que no pueden describirse, cuya gracia y simpatía, es decir, cuya parte moral no es dable al pintor trasladar al lienzo, ni al fotógrafo al papel. Figúrate una joven alta, esbelta, llena de salud y de vida y que respira contento y bienestar, elegantísima, pero muy sencillamente vestida; frente pura y despejada; ojos alegres, rasgados y vivos, como los de las mexicanas; boca pequeña y graciosa, labios frescos y encarnados, dentadura blanca y menuda, pecho levantado, cuerpo airoso y en que compiten la soltura y majestad de los movimientos; fisonomía inteligente y espiritual, semblante apacible, bondadoso y risueño, y en que sin embargo, hay algo de grave, decoroso y que infunde respeto... (15)
Ahora, la respuesta al porqué se reprodujo la litografía de Carlota está en relación con la legitimación y justificación de un sistema de gobierno que aprobaron personajes como Mariano Villanueva, dueño del periódico y como los miembros de la comisión de notables que trajeron a Maximiliano y a Carlota a México. Pero ante todo, la publicación de la litografía buscaba la aprobación mayoritaria de los mexicanos y el hecho de reproducir la imagen de Carlota en primera plana hace suponer que se buscaba atraer y cautivar las miradas de la gente cuya curiosidad les hiciera acercarse al periódico para saber quien era esa persona que miraba de reojo y a la cual se le había dedicado tal trascendencia.
Es importante aclarar que salvo las imágenes de los emperadores, el periódico no publicó litografías de otros personajes, con excepción de algunos anuncios comerciales. Esto nos permite afirmar que la litografía, a pesar de ser una herramienta que facilitó la distribución masiva y que posibilitó la introducción de imágenes en los periódicos, no fue del todo necesaria para El Pájaro Verde, publicación a la cual le interesaban sobre todo sus editoriales. No obstante, la publicación de las litografías de los emperadores debió resultar un hecho considerable para el dueño del periódico, lo que saca a relucir su vasto interés por que se estableciera la monarquía en México y que mejor forma de captar ese acontecimiento sino a través de dos litografías.
Sobre el uso de la litografía como copia de una fotografía dentro de la prensa:
Luc Boltansky sostiene que la intención de utilizar a la fotografía para dar testimonio de un acontecimiento real y transmitirlo a través de la prensa, fue un hecho que existió desde la primera mitad del siglo XIX. También menciona que el uso del grabado y de la litografía en los periódicos fue el precedente de la introducción de la fotografía en la prensa (16). De alguna manera se buscaba ilustrar aquello que el diario consideraba de gran relevancia dentro de la realidad que les envolvía, es decir, las ilustraciones respondían a intereses particulares no tanto de quien realizaba las imágenes sino de la misma tendencia partidista del periódico en la que estaba presente el dueño del periódico, el editor o el que pagaba por la publicación de la misma.
Para el caso de El Pájaro Verde, la llegada de los emperadores al continente americano y en específico a México, fue un acontecimiento de gran envergadura que requirió de la ilustración del suceso. Esto se hizo a partir de la reproducción de la imágenes de los emperadores; ilustraciones que tuvieron que ser acompañadas de las semblanzas biográficas que funcionaron como marcos de las litografías, como leyendas o como el antecedente de un reportaje.
Por otra parte, si la fotografía de Carlota donde aparece de cuerpo entero (ver anexo 7) contaba la historia de una mujer que había sido fotografiada en un elegante traje de calle, pero no la de una emperatriz que denota todo su carácter real a partir de su vestimenta, la litografía reproducida en el periódico debía ir más allá. Fue necesario en consecuencia, armar una imagen de Carlota, a partir de la fotografía, especial para El Pájaro Verde. Esta sería en forma de un retrato al óleo donde la figura central aparece de medio cuerpo y el resto se esfuma hacia abajo, esto finalmente otorgaría a la litografía un nivel de grandeza.
De acuerdo a lo expuesto por Boltansky (17), las imágenes que se introducían en la prensa también debían ser simbólicas, cada uno de los objetos contenidos en la imagen debía remitir a un tema en específico, a la reconstitución de un acontecimiento. De esta forma, la publicación de la litografía de Carlota, de la cual sólo se sacó el busto de la misma a partir de la fotografía, debía remitir al lector a su realidad, a su presente, contrario a la de Maximiliano que representaba hechos porvenir. En consecuencia la litografía de Carlota, donde sobresalen los tonos oscuros de su vestimenta y la blancura de su rostro, manos y fondo, tenía por objetivo la atracción y seducción del lector hacia el símbolo monárquico representado por Carlota. La litografía recordaría “el suceso de actualidad” (18), aunque también contaría una historia, la historia de una princesa que había soñado con ser reina.
Citas
1. José María Gutiérrez de Estrada, fue el presidente de la comisión de Notables que ofrecieron el trono de México a Maximiliano en Miramar, el 3 de octubre de 1863. Fue también un hombre de progreso y de conciencia política ilustrada, ingresó “al servicio exterior, fue senador y fue desterrado por la Ley Caso. Federalista moderado, ocupó el Ministerio de Relaciones en 1835, pero renunció al cargo cuando se percató que los pronunciamientos que apoyaban el cambio de sistema, no eran resultado del “voto libre y espontáneo””. Después de su renuncia partió para Europa y en 1840, consternado por los acontecimientos mexicanos escribió una carta al presidente Anastasio Bustamante en la que propuso como solución a los problemas de la nación, la instauración de una monarquía constitucional, en: VÁZQUEZ, Josefina Zoraida, “Centralistas, conservadores y monarquistas 1830-1853”, en: Morales, Humberto y Fowler William (coord.), El conservadurismo mexicano en el siglo XIX (1810-1910), BUAP, Saint- Andrews University y Gobierno del Estado de Puebla, México, 1999, pp. 125-126.
2. Respecto de esta litografía, Arturo Aguilar sostiene en su libro La fotografía durante el Imperio de Maximiliano en la página 28, obra citada anteriormente, que en El Pájaro Verde se menciona que la litografía fue copiada de un trabajo de Giuseppe Malovich, fotógrafo de la corte en Trieste, sin embargo que en la litografía no aparece el nombre del autor.
3. Cuando Maximiliano llegó a México, lucía bigote y barba crecida y peinada hacia los lados, al mismo tiempo, las entradas en su frente se hicieron más profundas (debido a la pérdida de cabello) y su peinado se caracterizó por una especie de dos cárieles verticales peinados hacia el frente y pegados uno a cada lado de la cabeza.
4. ACEVEDO, Esther, “La creación de un proyecto imperial”, en: Testimonios artísticos de un episodio fugaz (1864-1867), México, Museo Nacional de Arte/INBA, 1995, p. 39.
5. Ibidem, p. 39.
6. Valadés, José C., Maximiliano y Carlota en México. Historia del Segundo Imperio, México, DIANA, 1993, p. 120.
7. José Manuel Hidalgo fue un mexicano que desde 1876 radicó en Francia, a partir de entonces se relacionó con la aristocracia francesa y se convirtió en un hombre cercano a la emperatriz Eugenia, esposa del emperador Napoleón III. Hidalgo junto con J. M. Gutiérrez de Estrada fue uno de los miembros de la Junta de Notables que ofrecieron a Maximiliano el trono de México en Miramar en el año de 1863. En 1868 publicó en París su obra: Apuntes para escribir la historia de los proyectos de monarquía en México desde el reinado de Carlos III hasta la instalación del Emperador Maximiliano, en: MUSACCHIO, Humberto, Diccionario Enciclopédico de México, T. II, México, Andrés León Editor, 1990, p. 842.
8. Mariano Villanueva y Francesconi fue el fundador, director, propietario y editor del periódico El Pájaro Verde; publicación que al suspenderse fue reemplazada por La Bandera Nacional que tuvo apenas un año de vida y cuyo primer número apareció el 27 de septiembre de 1877, en: Diccionario Porrúa. De historia, biografía y geografía de México, T. III, México, Editorial Porrúa, 1995, pp. 2606-2607. El señor Villanueva fue además autor de la obra: Memorias fantásticas del pájaro verde: ensayo para una novela, publicada en la ciudad de México en el año de 1868, e impresor de la obra de Luis Francois, Vevillot, La vida de Nuestro Señor Jesucristo, obra traducida por Antonio Juan Vildósola e impresa en la ciudad de México en el año de 1868, en: Biblioteca Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México.
9. El padre Francisco Javier Miranda fue otro miembro más de la comisión de Notables que ofrecieron la corona de México a Maximiliano, en: “Carta de Francisco Javier Miranda al General Leonardo Márquez”, La Habana, 22 de noviembre de 1861, en: TAMAYO, Jorge L. (Selección y notas). Benito Juárez. Documentos, Discursos y Correspondencia, t. 5, México, Secretaría del Patrimonio Nacional, 1966, pp. 295-297.
10. Gutiérrez de Estrada, José María, “Noticia biográfica del archiduque Fernando Maximiliano de Austria”, El Pájaro Verde, T. II, Núm. 145, ciudad de México, 1 de enero de 1864, p. 3.
11. Ignacio Aguilar y Marocho fue diputado federal (1846), ministro de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública de Antonio López de Santa Anna (1853-1855). Fue además de los que ofrecieron el trono de México a Maximiliano, quien ya en el poder le nombró embajador en el Vaticano y España, en: Humberto Musacchio, op. cit., T. I, p. 25.
12. Arturo Aguilar sostiene que en el mes de marzo de 1864 en París, el fotógrafo Jefferson Binham tomó varias fotografías a la pareja imperial en traje de calle, una de ellas fue la de Carlota que se reprodujo en el periódico en forma de litografía, en, Aguilar Ochoa, Arturo. La fotografía durante el Imperio de Maximiliano, México, UNAM/Instituto de Investigaciones Estéticas, 2001, p. 29.
13. Esther Acevedo, op. cit., pp. 37-40.
14. S. A. “Su majestad la emperatriz Carlota”, El Pájaro Verde, T. II, Núm. 272, ciudad de México, miércoles 1 de junio de 1864, p. 1.
15. Carta del Sr. Ignacio Aguilar y Marocho, del 5 de ocubre de 1863, escrita en Trieste, contenida en el editorial: “Su majestad la emperatriz Carlota”, El Pájaro Verde, T. II, Núm. 272, México, miércoles 1 de junio de 1864, p. 1.
16. BOLTANSKY, Luc, “La retórica de la figura”, en: Pierre Bourdieu, La fotografía: un arte intermedio, México, Nueva Imagen, 1979, 189-191.
17. Ibidem, p. 193.
18. Ibidem, p. 195.
Bibliografía
ACEVEDO, Esther, “La creación de un proyecto imperial”, en: Testimonios artísticos de
un episodio fugaz (1864-1867), México, Museo Nacional de Arte/INBA, 1995.
AGUILAR Ochoa, Arturo. La fotografía durante el Imperio de Maximiliano, México,
UNAM/Instituto de Investigaciones Estéticas, 2001.
ÁLVAREZ, José Rogelio, Enciclopedia de México, T. VIII, México, Enciclopaedia de
México, 1993.
BOLTANSKY, Luc, “La retórica de la figura”, en: Pierre Bourdieu, La fotografía: un arte
intermedio, México, Nueva Imagen, 1979.
Diccionario Porrúa. De historia, biografía y geografía de México, T. III, México, Editorial
Porrúa, 1995.
MATHES, Miguel, “La litografía y los litógrafos en México, 1826-1900: un resumen
histórico”, en: Nación de imágenes: la litografía mexicana del siglo XIX, México, Museo Nacional de Arte, 1994.
MUSACCHIO, Humberto, Diccionario Enciclopédico de México, T. II, México, Andrés
León Editor, 1990.
TAMAYO, Jorge L. (Selección y notas). Benito Juárez. Documentos, Discursos y
Correspondencia, t. 5, México, Secretaría del Patrimonio Nacional, 1966.
VALADÉS, José C., Maximiliano y Carlota en México. Historia del Segundo Imperio,
México, DIANA, 1993.
VÁZQUEZ, Josefina Zoraida, “Centralistas, conservadores y monarquistas 1830-1853”, en:
Morales, Humberto y Fowler William (coord.), El conservadurismo mexicano en el siglo XIX (1810-1910), BUAP, Saint- Andrews University y Gobierno del Estado de Puebla, México, 1999.
Hemerografía
El Pájaro Verde. Periódico de religión, política, literatura, artes, ciencias, industria,
comercio, medicina, tribunales, agricultura, minería, teatros, moda, revista general de la prensa europea y del Nuevo Mundo, México, Imprenta de Mariano Villanueva, 1864.